mayo 14, 2007

Tren de Madera.



El tren de Madera corría por el riel con la velocidad que la frágil manito del niño le daba. En su camino se encontraba con animales, casitas, árboles y dinosaurios de juguetes, la ventana cuadriculada que orientaba hacia el Este enmarcaba el sol de la mañana y el trencito, guiado por la mano y la imaginación del niño recorría la habitación. Poco antes de dar la curva debajo de la cama pasaba por el Puente de piedra que tiene agujeros tallados erosionados donde se esconden miniaturas papiros con palabras, ideas inspiradoras de viajes y sueños, que algún sonador viajero alguna vez imagino.
El tren se detuvo en el puente de piedra, la locomotora descanso con un humo denso que lanzo al cielo, la manito se acerco curiosa a las mejillas rosas de su rostro y con el dedito índice en su pómulo, así como los grandes pensadores piensan, y guiñando un ojo con una sonrisa secreta , saco un papiro por debajo del Puente y despacito lo metió en la chimenea de la locomotora. Aqui empieza el cuento, en el mundo de fantasia …o realidad? El depositar el papiro en la chimenea del tren era una acción que debía realizarse muy delicadamente, un trabajo fino ya que los papiros son hechos de las hojas de una planta que debido a su antigüedad y sequedad pueden producir una combustión muy explosiva e inesperada.
Así fue como la mano del niño delicadamente hizo su trabajo, y la locomotora empezó hacer su combustión, temblando con poder como un trueno, y después de unos minutos, accedió, y con un suave, susurrante, pausado “chu-chu’ empezó el vapor a salir por la chimenea; la sonrisa disfrazada y picarona del niño se hizo ver, el vapor subió y bajo , cubrió las paredes y todo el espacio; era tan espeso que casi se podía tocar. Dentro de la oscuridad blanca se escuchaba como las gotas condensándose suavecito bajaban por el vidrio de la ventana del Este, las murallas sudaban y del techo caluroso empezó a llover una lluvia alegre. El niño estaba feliz, chapoteaba a saltos, se reía cada vez con carcajadas más fuertes y la lluvia alegre subía y crecía era en unos minutos un húmedo mar azul. De un momento a otro era agua en todas partes y el niño se percato que su chapotear era mas intenso, can cada aletazo el agua saltaba mas alto y las chispas brillaban como sus escamas; un chapuzón mas y el niño-pez se sumergió en el océano tibio verdoso, bajo hasta el valle de corales rojos a saludar a la familias de peces, eran muchos de ellos y todos ordenaditos nadaban al unísono, primero en una dirección y después del comando en la otra dirección, el niño-pez subió hasta las olas para saltar con los delfines blancos, y su alegre jugueteo perduro hasta que en un momento, en una mirada fugaz, casi efímera de sus ojos negros diviso los rayos del alto sol que entraban por la ventana Este.
Una vez mas el niño se sumergió a las profundidades y se acerco a las corrientes marinas que impulsaban a su trencito de madera el cual divisaba curvadizo entre la corriente marina, pero este se detuvo poco antes de dar la curva debajo de la cama; el niño se quedo mirando su tren, se acerco a el nadando suavemente. Puso su dedito en la mejilla como lo hacen los grandes pensadores cuando piensan y guiñando un ojo, con una sonrisa secreta ...la historia y aventura continuo.

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