julio 14, 2010

B L A N C O


De un minuto a otro ella despertó en el adormecedor movimiento del auto, desconoció el camino, la neblina había cubierto todo? o la tormenta de nieve se habría adelantado porque nunca vio todo tan blanco como en ese momento. Sin levantar mucho la cabeza vio los cables del puente desapareciendo en la blanca altura, el río se había hecho albo como el cielo y el aire, Le pareció que no era el mismo puente, con la blancura hasta lograba imaginarse un paisaje casi inventado, una montaña nevada y oxigenada inmaculadamente limpia. No estaba segura si se trababa de la neblina más blanca de su vida, o de la nieve más pura caída del cielo, pero no se molesto en preguntar, era tan bella que su origen no era de importancia. Al salir del puente la blancura los acompañaba. Se mantuvo ella en su cómoda posición, el asiento del auto estaba tibio y su cabeza sutilmente inclinada hacia la ventana con una insensibilidad tibia en el cuerpo que se trae desde el sueno profundo y que no la abandono. Siguieron a velocidad estable, y grandes edificios se comenzaron a levantar, todos cubierto de nieve, edificios redondeados como quien dibuja una oveja algodonada, solo que el vidrio dejaba ver el interior calido, no ventanales de vidrio pero murallas de vidrio todo alrededor, ondulantes, transparentes, fríos, reflectantes y bellos. Se sentía hermoso, el mas hermoso paisaje, todo blanco, todo limpio, todo puro, todo albo, todo terso, pulido y afelpado incluso mas allá de la alba blancura que alcanzaban sus ojos. Su compañero la remeció para avisarle que ya pronto estarían llegando, pero a ella no le importo, ella ya había llegado al valle de su secreta emancipación.


(feb, 2010)

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